La reacción de los consumidores para boicotear los negocios de Trump, a las empresas aliadas a él y la creciente llamada entre los mexicanos a dejar de comprar productos importados, representa un poder no considerado en los sueños fascistas de Trump y sus aliados. Este poder lo está debilitando, volteando a varias empresas, y lo puede dejar cada vez más solo.
Primero está el efecto del boicot de los consumidores estadounidenses bajo el lema “GrabYour Wallet” o “TomaTuCartera”, lanzada sobre 60 compañías de su propiedad y/o que venden productos de Trump y su familia. El boicot se ha extendido a las empresas que están teniendo algún tipo de colaboración con el gobierno de Trump y, en México a llamados en México a no comprar productos importados de Estados Unidos y a boicotear marcas específicas de origen estadounidense en México.
El New York Times reportó que alrededor de 200,000 personas dejaron de ser clientes de Uber en respuesta a las prohibiciones establecidas por Trump contra la entrada de inmigrantes. El hashtag #DeleteUber tomó mucha fuerza en las redes llamando a borrar la aplicación, logrando una alta respuesta. Como respuesta, el CEO de Uber, Travis Kalanick, se retiró de su cargo en el consejo de asesoría económica de Trump, formada por 15 miembros.
Nosrdstrom anunció que dejaría de vender la línea de ropa y zapatos de Ivanka Trump como respuesta al boicot y la baja de ventas de su producto. Los consumidores estadounidenses respondieron positivamente al anuncio de Kawasaki USA, que había patrocinado un episodio “The Celebrity Apprentice” que conducía Trump, de que no volvería a patrocinar ese programa nuevamente, mientras el Presidente se mantuviera como su productor ejecutivo. La industria de Sillicon Valley es contra de esta política antimigrante de Trump, Satya Nadella es inmigrante de India, Sergey Brin cofundador de Google es un refugiado de la entonces Unión Soviética y Omida Kordestani director ejecutivo de Twitter nació en Iran. El propio Steve Jobs era hijo de un inmigrante sirio.
La reacción de enojo, por dejarlo en términos moderados, contra Trump y su gobierno se puede encausar a un rechazo a los productos que de Estados Unidos llegan a muchas naciones del mundo e, incluso, pasar a un boicot a los productos elaborados dentro del territorio nacional pero de marcas estadounidenses.
En nuestro país, la Cámara de Comercio Americana en México, preocupada por el impacto que los múltiples llamados que circulan en las redes sociales a no comprar productos estadounidenses e, incluso, a no comprar productos de empresas estadounidense produciendo en México, salió a dar su postura. Se manifestó en contra a este boicot a importaciones y a productos de marcas estadounidenses, señalando que no han tenido un efecto y que pueden ser contraproducentes porque estas empresas dan mucho trabajo en México. No hay duda que el boicot a los productos de empresas estadounidenses elaborados en México tendría efectos sobre trabajadores mexicanos, sin embargo, frente al boicot a las importaciones no hay mucho argumento, solamente el impacto sobre los importadores, sin embargo, dirigir esas compras de lo importado a lo producido nacionalmente generaría mucho más empleos y dejarían de salir divisas. Lo único que mostró la cámara de comercio fue el temor al impacto que estas campañas pueden tener.
En este sentido ha salido la empresa Alsea a declarar en contra del llamado en México a boicotear a las cafeterías Starbucks. Alsea dice que es una empresa 100% mexicana que da empleo a 7,000 mexicanos. La empresa que administra también Burger King y Domino´s Pizza no especifica cuanto el café que vende es de origen nacional y cuánto externo. De manera totalmente engañosa Starbucks hace pensar que el café que sirve viene de comunidades indígenas mexicanas. Pero no es así, lo que sirve es lo que llama “mezcla internacional”, es decir, café importado a México, país que se encuentra entre los principales productores de café en el mundo y una gran parte proveniente de comunidades indígenas. S usted pide café de Chiapas que se encuentra expuesto ahora a un lado de la caja de cada una de estas cafeterías, le dirán que cuesta 9 pesos más. Que porcentaje del café que vende Starbucks en México es importado y cuánto nacional, cuánto paga en promedio el kilogramo de café a los productores nacionales, será bueno que Alsea lo aclarara.
La preocupación de la Cámara de Comercio Americana en México es valida. En México la solidaridad a través de los consumidores no ha sido una práctica exitosa, sin embargo, el escenario que enfrentamos puede despertar esa solidaridad y más si Trump sigue al frente del gobierno de los Estados Unidos y si sigue con esas políticas.
Comprar lo producido en México fortalecerá el mercado interno y, por lo tanto, la producción y la generación de empleos. Por otro lado, dejar de comprar lo importado será una presión más para que las empresas estadounidenses marquen su raya y presionen al gobierno de Trump para modificar sus políticas o apoyar su salida.